Jeremías Natanael Almada es oriundo de la ciudad de María Grande. Cursa el quinto año de la Licenciatura en Ciencia Política y se desempeña como Auxiliar Docente Alumno (ADA) en la cátedra «Perspectivas Epistemológicas». En diálogo con el Área de Comunicación Institucional (ACI) de la FTS, reflexiona en profundidad sobre su experiencia en la docencia: los intereses que lo convocaron a presentarse al espacio; la relación formativa con el equipo de cátedra, el vínculo con sus pares y el rol proactivo del ADA, los aprendizajes que posibilita, el valor de un primer trabajo formal, y el lugar político del ADA en el sostenimiento de la Universidad Pública son algunos de los tópicos que recorre Jeremías en su entrevista.
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ACI: ¿Qué intereses motivaron para que te presentaras en la convocatoria de Auxiliar Docente Alumno?
Jeremías: Cuando pienso en aquellas primeras convocatorias de las que participé, y una de las cuales me brindó la posibilidad de acceder a este cargo; la curiosidad era el interés de partida. Curiosidad por pensarme y verme «en acción» en ese lugar de Auxiliar Docente Alumno (ADA) del cual tenía referenciadas y referenciados a varios compañeros de la Facultad. A la curiosidad le seguía el desafío de proponerme y ser capaz de afrontar la elaboración de una propuesta de trabajo; de planificar y enfrentar una instancia de entrevista; de proyectarme en ese rol de ADA y convencerme y convencer a los equipos de cátedra de que sería capaz de tomar el desafío con responsabilidad. Allí surge el tercer interés, que era el de asumir la responsabilidad de ocupar un espacio intra-cátedra, desde mi lugar de estudiante; y pensar de qué maneras… a través de qué estrategias, mi participación en dicho rol podría ser útil tanto para el equipo de cátedra como para las y los compañeros de cursada.
Ya en una segunda convocatoria, habiendo experimentado un lindísimo primer período, incluso atravesado por el primer año de pandemia y la virtualización total de las tareas académicas, aquellos primeros intereses se re-significan y se empieza a configurar un interés disciplinar: ver en la función asumida un primer paso, en tanto experiencia y antecedente, que pueda seguir habilitando nuevos pasos hacia un perfil docente; que siento que es una tarea que me moviliza, siempre me genera nuevas expectativas, de vez en cuando alguna frustración… como también y fundamentalmente, la posibilidad de superarla y seguir aprendiendo.
ACI: ¿Cómo fue la inclusión en el equipo de trabajo de la cátedra?
Jeremías: ¡La mejor! Como todo, al principio supuso cierta adaptación lógica: de mi parte respecto al equipo, como también del equipo respecto a mí. A medida que la confianza se va generando, la retroalimentación también va aumentando; las tareas se van ampliando, como también compartiendo. En ese sentido, desde el inicio de la tarea me propuse asumir una posición que había planteado en mi propuesta, que era la de la, muchas veces citada, «proactividad». Plantear inquietudes, preguntar cuando algo no se sabe cómo hacer, en términos administrativos o conceptuales; consultar y consensuar acerca de si algo que se viene haciendo se puede hacer de otra manera. Estar activo y presente en la función; incluso en el límite de muchas veces decir «no las voy a hinchar con esto o lo otro»… pero, finalmente, proponerlo al equipo, compartirlo y obtener devoluciones; es uno de los mayores alicientes para seguir motivado en la función. En ello se ve la predisposición del equipo, la calidad de la recepción no solo en lo humano, sino también en lo pedagógico. Esa confluencia de intercambios sinceros y desinteresados es la que marca mi tránsito por la función en el marco de la cátedra «Perspectivas Epistemológicas» de la Licenciatura en Ciencia Política.
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ACI: ¿Qué tareas has desarrollado?
Jeremías: Las básicas asignadas al ADA han sido los puntos de partida; siempre intentando habilitar procesos de mejora. Por ejemplo, una tarea que podemos considerar básica y rutinaria como el control de asistencias de las cursadas, nos ha permitido poder propiciar procesos de seguimiento grupales e individuales, con instancias de encuentro o de contacto personal con las y los estudiantes; buscando evitar desgranamientos como también, poder acompañar las trayectorias, tratando de estar atento a los obstáculos que se presentan, proponiendo alternativas o modos de superarlos. La realización de sugerencias al equipo; la comunicación de situaciones grupales e individuales; la recomendación de recursos complementarios a las bibliografías; la generación de iniciativas que aporten a las estrategias pedagógicas de la cursada; el manejo, organización y actualización del aula virtual; las comunicaciones y recordatorios para a las y los estudiantes; son actualmente algunas de las principales tareas.
Puntualmente, una de las tareas que más satisfacción nos ha dado ha sido la de poder encarar, desde mi rol y apoyado por el equipo de cátedra; espacios de intercambio y conversación con estudiantes en procesos de preparación de «rendidas», muchas veces trayectorias que se traban y requieren, desde nuestro punto de vista, otras alternativas que produzcan cercanía. Pensemos por ejemplo en estudiantes libres, como también en trayectorias regulares que por distintas razones se van «despegando» o «perdiendo el ritmo» de las dinámicas y los contenidos de la materia. Estos espacios los hemos podido constituir como dispositivos de la cátedra, que antes desarrollábamos en los pasillos y mesitas de la Facu, y que en plena pandemia pudimos sostener a través de la generación de grupos de estudio con encuentros virtuales, pautados con estudiantes que se conectaban desde sus distintos lugares de residencia y que ha tenido muy buenos resultados. Eso se ve reflejado no solo en la apropiación y participación en los dispositivos, sino también en situaciones concretas, es decir, en el mejor desenvolvimiento ante consultas formales como la culminación de los procesos con «rendidas» satisfactorias, en la gran mayoría de los casos. Podríamos decir muchísimo más sobre el escenario que nos presentó la pandemia en sus momentos más álgidos y las distintas re-significaciones y reaprendizajes que implicó para el rol de los equipos de cátedra y, dentro de estos, del rol de las y los ADA; pero el reconocimiento y la puesta en marcha de estos dispositivos, que apostamos a seguir implementando en este período de vuelta gradual a la presencialidad, ha sido uno de los grandes logros por parte del equipo.
ACI: ¿Cómo ha sido la relación con tus pares/estudiantes desde el lugar de Auxiliar Docente?
Jeremías: Algo llamativo que al principio me planteaba cierta dificultad, era el lugar físico en que me situaba en el espacio áulico: ¿del lado del escritorio de las profes?, ¿del lado de los bancos con las y los chicos?, ¿en un punto medio entre ambas áreas?… ya que ello representaba cómo me verían las y los pares estudiantes, el equipo de cátedra y hasta yo mismo. Desde el inicio en la función, siempre me propuse funcionar como ese nexo facilitador entre estudiantes-equipo y equipo-estudiantes, entendiendo que la direccionalidad del intercambio no es un factor superfluo. Desde aquella llamativa contradicción, el lugar que ocupaba en el espacio áulico, hasta hoy, el propósito ha sido estar conectado tanto con las tareas del equipo como con los pares estudiantes: esa última conexión muchas veces había que incentivarla, sosteniendo comunicaciones cotidianas, preguntando qué sucedía ante ausencias repetidas, qué necesitaban o qué podíamos hacer desde el equipo, acompañando en las planificaciones de las y los compañeros estudiantes: ¿la hago este cuatrimestre?, ¿la hago el otro?, ¿la rindo en esta mesa?, ¿nos proponemos rendir en la otra y llegar mejor?, entre tantas otras. Como es de suponer, durante la virtualización exclusiva la conexión era mediada, distante, difusa, pero por suerte la vuelta gradual a la presencialidad nos permite ahora recuperar la dimensión personal, el cruce en los pasillos, en el patio, la posibilidad de la charla informal, el cómo estás, cómo venís con las lecturas, cómo venís preparando la materia, qué necesitás, cómo podemos ayudarte. Todas preguntas y atenciones que en mí recorrido como estudiante siempre ha sido lindo recibir, y que desde el equipo tratamos de transmitir cotidianamente.
ACI: ¿Cómo valorás esta experiencia en tu formación? En términos de aprendizaje…
Jeremías: Es un aprendizaje constante, dinámico, virtuoso, que ofrece expectativas hacia adelante. Valoro la posibilidad de ser ADA como un camino que se viene abriendo, ampliando, y que estoy contento de poder recorrer junto a un equipo de cátedra que recibe esas expectativas y las acompaña, las impulsa. Como dije antes; en el trayecto de formación personal, disciplinar y profesional, la función de ADA me viene permitiendo pensarme en un futuro en roles de docencia, los cuales proyecto seguir complementando una vez concluido el trayecto académico de la licenciatura.
ACI: Terminamos este recorrido, agradeciéndote tu disponibilidad y las reflexiones que compartiste lo que quieras concluir…
Jeremías: Para finalizar, una cuestión que no puede pasar desapercibida, y tiene que ver con el reconocimiento formal de la función de ADA que acompaña a la tarea y que entiendo la legitima. Me refiero a poder contar con los derechos básicos de un trabajo: una remuneración, aportes y obra social. En mi caso, constituye la primera experiencia como trabajador formal, y ella se debe a estas posibilidades que brinda la Universidad Pública a sus estudiantes. Ello, no solo cobra significado en términos materiales, contar con un «ingresito» que ayuda, que aporta al sostenimiento económico cotidiano, sino también en términos políticos, en la medida en que nos asigna una responsabilidad real como engranajes de la Educación Pública; una responsabilidad que ponemos en juego cada día en la función, porque hemos tomado el compromiso frente al privilegio de ser parte del tránsito de nuestras y nuestros futuros colegas, hoy compañeros, pares, amigas y amigos: ¡¡UNIVERSIDAD PÚBLICA SIEMPRE!!
Producción: Comunicación Institucional FTS-UNER