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Construcción de memoria en territorio: extensión universitaria en el Barrio «Los Berros» de la ciudad de Paraná

Estudiantes que proponen, que piensan, que inciden desde sus prácticas y en territorio. Formas colectivas de construcción y resignificación de nuestro pasado reciente. Un predio significativo en un barrio de Paraná que fue reconocido como centro clandestino de detención y que hoy, por iniciativa de las y los vecinos, se transformó en un espacio donde cobra vida cotidianamente «lo común», lo comunitario.

Todos estos factores se aglutinan en la experiencia de la Acción de Extensión «Festival popular 40D: acción cultural colectiva por la Memoria, la Verdad y la Justicia». Se trata de una incitativa dirigida por la estudiante de la Facultad de Trabajo Social (FTS)-UNER Ailén Moreyra, que se llevó adelante con la comunidad del Barrio «Los Berros» de Paraná, a fines de 2023. La propuesta se desarrolló en el marco de una convocatoria especial por los cuarenta años de democracia a acciones de extensión con perspectiva de derechos humanos.

¿Cómo construir sentidos en torno a las memorias sociales y al pasado reciente con las vecinas y vecinos del barrio? ¿Cómo significar desde el diálogo político, el arte y la alegría en un festival comunitario por la democracia? Esos fueron algunos de los desafíos de un grupo de estudiantes de la Facultad a cuatro décadas del retorno democrático en un barrio de la zona sur de Paraná. En esta nota conversamos con Ailén Moreyra y Demeter Castaño Zeballos, integrantes del equipo, sobre cómo se desarrolló esta iniciativa que culminó en la realización de un mural en un excentro de detención clandestino y en el desarrollo de un festival popular por la memoria con la comunidad.

La vecinal «Arroyo Los Berros» se encuentra delimitada por las calles General Espejo, Calle Pública 832, avenida Ramírez y Arroyo «Los Berros», en la zona sur de Paraná. Se trata de una amplia barriada donde viven familias en las que prevalece el trabajo informal.

Hacia fines del año 2019 y conformada la vecinal, vecinas y vecinos deciden ocupar un extenso predio ubicado en la intersección de las calles Moisés Lebensohn y Padre Pascual Uva. Ese terreno perteneció a Gendarmería Nacional y luego pasó a formar parte del Municipio de Paraná para el desarrollo el Programa «Pro Huerta». La información que tenían los vecinos por entonces era que el espacio sería destinado a un nuevo cementerio municipal.

«Una de las disputas de la Vecinal tenía que ver con conseguir un espacio propio para que los gurises y gurisas pudieran jugar a la pelota, hacer actividades culturales; para que las vecinas y los vecinos pudieran trabajar, conformar algún espacio comunitario», comenta Ailén Moreyra, estudiante Trabajo Social y directora de la Acción de Extensión. «Sabiendo que ese predio enorme estaba deshabitado y que se podía convertir en un cementerio, las vecinas y los vecinos hicieron un reclamo y decidieron tomarlo. Se establecieron en el terreno durante la pandemia y luego lograron que les den los papeles del predio y tener legalmente ese espacio para el uso comunitario del barrio», dice.

La Comisión Vecinal de «Arroyo los Berros» es, hace algunos años, Centro de Práctica Preprofesional para estudiantes de la Licenciatura en Trabajo Social de la FTS. Además, la Vecinal trabaja en articulación con los movimientos sociales como «Nuestra América» y «Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE)», que acompañan y potencian la vida en el barrio y la organización.

«En el predio hay una construcción bastante nueva. Y las vecinas nos mostraron un monolito y una plaquita que hablaba de “la memoria”» señala Ailén. Las vecinas no sabían muy bien, pero recordaban que en algún momento habían llegado personas relacionadas con los derechos humanos al barrio y al predio. Recorrieron el lugar varias veces y luego realizaron un acto; allí colocaron «la placa».

Efectivamente, en el año 2004 un grupo de víctimas de la última dictadura cívico-militar-eclesiástica reconocieron el predio, en ese entonces empleado como centro de capacitación hortícola granjero de la Municipalidad de Paraná, y comprobaron que había funcionado allí un centro clandestino de detención. Fue desde la Asociación de Familiares y Amigos de Desaparecidos de Entre Ríos (AFADER ) que denunciaron la existencia de este centro.

Si bien el terreno se encontraba antiguamente alejado de la ciudad, sus características edilicias fueron totalmente desmanteladas: la casa no estaba más. Igualmente, tres exdetenidas políticas que pasaron por el centro clandestino reconocieron la zona, aunque sin las edificaciones, y se encontró un sótano cubierto de tierra.

«La mayoría de los centros clandestinos de detención en Paraná tuvieron el mismo destino de derrumbe, lo que se concretó cuando se activaron las causas por graves violaciones contra los derechos humanos, a los efectos de borrar cualquier tipo de prueba que se pudiera hallar. El primero que destruyeron fuerzas del Ejército Argentino fue el denominado “La Escuelita”, ubicado en la parte posterior de la Segunda Brigada Aérea de Paraná, que siempre fue considerado como el más feroz lugar de tortura de la capital provincia. De ese lugar, únicamente quedan restos de un molino y un aljibe, ya que la construcción fue derrumbada por completo» (Juan Cruz Varela, 2004, Análisis Digital).

En ese predio y en ese lugar del horror hoy cobra vida lo comunitario. Allí estudiantes de la Licenciatura en Trabajo Social realizan actualmente sus prácticas. El espacio es un lugar signado por la potencia: potencia de la resistencia, potencia de de la organización, de una mirada al futuro con más derechos, de la trama de los vínculos en los que se teje lo comunitario. «La Vecinal empezó dando la copa de leche, organizándose para garantizar lo alimentario y de pronto se encuentran con que vienen muchos gurises y que hay un montón de derechos vulnerados; parten desde la copa de leche, pero crecen en organización», comenta Ailén.

Se desarrolla allí el trabajo de varias cooperativas conformadas por vecinas y vecinos que encuentran de este modo una opción al trabajo informal: «están las cuadrillas de limpieza y desmalezamiento que laburan también para mantener limpio el barrio, la cooperativa bloquera, la huerta comunitaria; hay otra cooperativa que es «Manos mágicas», que produce alimentos, y la cooperativa textil» detalla Ailén.

En el salón de la Vecinal han conformado también un espacio de cuidados para las infancias. Para los gurises hay escuelitas de fútbol y una diversidad de talleres: «no es solamente el merendero o un espacio para el trabajo, sino también un lugar de recreación, que también es importante para el barrio. Y existe una búsqueda interesante de las mujeres del barrio en torno a la cultura, a compartir cuestiones culturales», señala Ailén. «Se trata de un movimiento, esencialmente, de mujeres. Mujeres ahí, presentes en el barrio, y pienso que es algo particular. Son fuertes en el barrio: sosteniendo, discutiendo, armando (…) hay una construcción de liderazgo muy fuerte por parte de mujeres y de disidencias», remarca.

La Acción de Extensión «Festival popular 40D: Acción cultural colectiva por la Memoria, la Verdad y la Justicia», se desarrolló en 2023 como iniciativa de estudiantes y graduadas y graduados de la Facultad de Trabajo Social. También participaron docentes de las cátedras de la Licenciatura en Trabajo social «Trabajo Social y Vida Cotidiana» e «Intervención Profesional y Vida Cotidiana».

Ailén, directora de la propuesta, nos cuenta: «El proceso se fue dando de a poco. Hicimos encuentros con los estudiantes que estaban haciendo las prácticas de tercer año. Allí intentamos conversar en torno a la identidad, la democracia, la universidad, y comenzamos a pensar en esos conceptos y su significado (…) Después, otra instancia fue una muestra de otras acciones de extensión que se hizo en la Facultad, y de la que participó gente del barrio. Entonces, pudimos ir conversando y replanteándonos estas ideas en los 40 años de democracia».

Así se construyeron espacios de diálogo y diversas actividades en torno a la memoria colectiva y los derechos humanos, tanto con estudiantes de la propia Facultad, como en conjunto con vecinas y vecinos del Barrio «Los Berros»: «Trabajamos sobre la importancia de reivindicar un espacio donde, justamente, se negaron los derechos de las personas y cómo entenderlo a 40 años de democracia (…) También trabajamos en traspolar algunas ideas de la llamada «teoría de los dos demonios» con la actual clasificación de las personas en la oposición «argentino de bien/planero»: ello nos llevó a pensar en la lucha de las abuelas y todo lo que representa, y en todas las mujeres que están sosteniendo espacios comunitarios» sostiene Demeter.

A partir estas instancias se desarrolló la organización colectiva de un mural y del festival cultural. Así se habilitaron espacios de encuentro, celebración y diálogo, con el eje en la identidad barrial y sus particularidades, en articulación con la propia comunidad y con los movimientos sociales con los que trabaja la Vecinal.

También de las instancias colectivas se derivó la idea del mural: «Esto tiene que ver con cómo pensamos la acción, fue todo el tiempo en un diálogo fluido; ya había un espacio de práctica preprofesional y un diálogo entablado desde el que nos comunicamos (…) fue mucho trabajo y fue un espacio muy activo de participación de vecinas y vecinos: se involucraron, se entusiasmaron. Los procesos grupales siempre son complejos y, como toda la grupalidad, se fueron modificando diferentes cosas en el camino, pero sí hubo mucho involucramiento, mucho trabajo en conjunto» comenta Ailén.

Asimismo, se realizó una reubicación de la placa de señalización del centro clandestino de detención.

A la vez que se desarrolló la propuesta del mural en sí, se fue generando el espacio del festival en el que se presentó el mural. Ello implicó la articulación de diversos actores, como artistas del barrio y de otros barrios que se interesaron en participar solidariamente del festival, y la construcción de redes solidarias para la gestión de elementos necesarios para montar el evento.

«El festival fue una hermosura, muy lindo. Ese día no hubo transporte de colectivo, lo que jugó en contra a la convocatoria pero, a su vez, eso hizo que fuera un espacio como «íntimo», de algún modo. Se acercó gente del barrio (…) También, fue concretar un deseo que estaba muy presente ahí: las vecinas vienen impulsando en simultáneo un montón de espacios, sosteniendo con mucho esfuerzo un montón de acciones y hay cuestiones que siempre están pensando cómo reforzar, cómo armarlas. Una de las cuestiones que aparece es que la cultura siempre está en los centros, en el centro urbano. Pareciera que no hay cultura porque las propuestas culturales siempre están centradas, digamos», sostuvo Demeter.

En ese sentido, el Festival fue también, un acto de reivindicación: «En el barrio hay impulso, hay cultura, hay deseos de que sucedan cosas y que esas expresiones puedan tener un lugar (…) fue muy interesante porque se pudo concretar no solo el mural, sino también un evento cultural importante» concluyó.

ACCIÓN DE EXTENSIÓN «FESTIVAL POPULAR 40D: ACCIÓN CULTURAL COLECTIVA POR LA MEMORIA, LA VERDAD Y LA JUSTICIA»
– Dirigió el proyecto: Ailén Moreyra. Contacto: ailen.moreyra@uner.edu.ar
– Integraron la Acción de Extensión: Daiana González , Mara Robin, Desiree Geraldine Casandra Darrichón Wurms, Milena Jazmín González, Jennifer Tatiana Alves, Antonella Comar, Iara Janet Castaño Zeballos, Luciana Pastrana, Valentina Francovig, Susana Stefanía Almeida, Ariana Puntin, Milagros Gimena Flores, Lucia Elizabet Pacheco, Brenda Hernández, Luciano Ríos Cáceres, Melisa Belén Gauna, Gabriela Reisenauer, Florencia Kneeteman y Gabriel Atelman.

Fuentes: Entrevistas ACI FTS-UNER │ Informe de la Acción de Extensión │ Análisis Digital


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